Cómo vivir un buen marco de scrum en la vida de tu equipo

Los productos se desarrollan en torno a individuos motivados. Hay que darles el entorno y el apoyo que necesitan, confiarles la ejecución del trabajo.

Vida de Scrum

Estas semanas, debido a los cambios y adaptaciones que todos estamos haciendo en tiempos de Pandemia global, he estado planchando la ropa de la casa. No entraré en los detalles de cómo se llegó a esa distribución de tareas, pero créanme: a veces el azar tiene bromas poco simpáticas.

Después de unas semanas de posponer la tarea, llegó el momento de la verdad. El momento en el que todas las camisas del marido se habían agotado y había que afrontar la tarea. La tarea empezó lenta y busqué todos los atajos y arreglos posibles para que el trabajo tuviera un flujo lógico, práctico y ergonómico. Finalmente determiné que necesitaba  dos colgadores para poner la ropa pendiente y la ropa planchada. Mi mente recorrió todo el inventario de cachibaches y herramientas. Recordé que tenía dos elegantes portatoallas extra que no habían sido instalados en los baños cuando remodelamos la casa. También decidí que había que instalarlos en la pared de un lado del cuarto de lavado y puse dos marcas en mi lugar deseado.

El siguiente paso era el más difícil. Asignar la tarea al desarrollador de la solución; en este caso, mi nunca motivado marido. Con el fin de facilitar el proceso, le puse todas las herramientas al alcance y me ofrecí amablemente a ayudar en las maniobras. Mi ofrecimiento fue declinado y empezaron los trabajos cuando el encargado de la tarea lo decidió.

Se escuchó un estruendo espantoso por varias horas. No me permitían acercarme a la zona de construcción, así que mi preocupación iba en aumento. No podía siquiera preguntar si se estimaba un horario para la entrega de mi instalación. Fueron horas de mucha tensión; temí que se volvieran días.

En algún momento de la tarde fui llamada a ver el resultado final. Si bien se habían colocado los portatoallas,  estaban en un ángulo tal que lo que colgara se resbalaría. Cuando quise probar colgando un gancho vacío, se venció aún más el portatoallas y me di cuenta de que no estaban bien metidos los tornillos en la pared de concreto. Ante mi agradecimiento pero evidente frustración, mi esposo me preguntó para qué quería esos portatoallas ahí. Le conté el problema y le dije que no se preocupara; ya vería yo cómo lo resolvía, gracias.

Aproximadamente quince minutos después me volvió a llamar mi marido a la zona de desastre. Había doblado dos ganchos de ropa y los había colocado en un tubo de la instalación del agua del cuarto de lavado. Dos perfectos colgadores para mi ropa pendiente y planchada que me han facilitado el trabajo un montón.

Mi reflexión ese mismo día fue que había fallado monumentalmente en una de los conceptos básicos del rol del Product Owner (PO).  Cuando trabajamos en Scrum, se hace hincapié en que la función del PO es decir al Equipo de Desarrollo qué es lo que se necesita; no cómo hacerlo, ni cómo armarlo, ni ponerles las herramientas que el PO cree que necesitan. ( Lo sé, tache huarache para mi).

Para ahondar en mi culpa, recordé el principio del Manifiesto Ágil en que se sustenta esta recomendación:

  1. Los productos se desarrollan en torno a individuos motivados. Hay que darles el entorno y el apoyo que necesitan, confiarles la ejecución del trabajo.

Y bueno; no siempre se logrará que el desarrollador esté motivado, pero algo fundamental es la confianza que le debemos tener en que entenderá el problema y aportará su experiencia y sus conocimientos, siempre y cuando le demos el espacio para usar su creatividad.

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