Coaching Empresarial En Tiempos De Cambio
Perspectivas y Desafíos
Hace varios años me adentré en el mundo de la agilidad, no por novedad, sino simplemente porque mi posición como director general estaba en riesgo. Llevaba tres meses en el cargo y me enfrentaba al desafío de poner al día a la organización con dos proyectos que llevaban un par de años de retraso en bancos de Latinoamérica. En ese momento, mi experiencia y conocimiento no estaban sacándonos del hoyo en el que nos encontrábamos.
Comencé a buscar alternativas, hice algunas llamadas y en una de ellas un amigo mencionó la agilidad. A través del coaching y el mentoring, encontramos el rumbo y en los siguientes 3 meses empezamos a entregar resultados concretos. Posteriormente, logramos completar la primera fase del proyecto principal en los tres meses siguientes.
Desde entonces hasta hoy, he estado involucrado con diversas empresas y países, formando parte de procesos de transformación ágil.
Actualmente, me encuentro a puertas de embarcarme en una nueva aventura, y es bastante común que en las organizaciones surjan cuestionamientos sobre la efectividad de los coaches ágiles y el valor que aportan.
Ante esta realidad, no podemos negar que la mayoría de las organizaciones tienen toda la razón. Desde que inicié mi recorrido en este mundo, me he encontrado con un número cada vez mayor de agilistas sin la experiencia necesaria para ser verdaderos profesionales. Son expertos en el corazón y dogma «ágil», en presentaciones de PowerPoint y capacitaciones.
El rol de un coach empresarial requiere una amplia experiencia en los niveles estratégico, táctico y operativo, ya que todo proceso de transformación atraviesa la cadena de valor. Es importante entender el valor desde la perspectiva del cliente y cómo ese valor percibido se convierte en una mejora tangible en el EBITDA. Si bien es cierto que todos queremos personas y equipos motivados y felices, si no somos capaces de transformar la mejora de los procesos y la calidad de vida en un mayor valor para el accionista y un mayor valor percibido por parte del cliente, estamos vendiendo humo.
Por lo tanto, la escasez de profesionales calificados ha llevado concretamente a una disminución en la calidad general de nuestra profesión y al desencanto que las organizaciones experimentan en los procesos de transformación en la actualidad.
Cuando nos encontramos frente a un cliente como coaches profesionales, debemos evaluar necesariamente la capacidad de la organización y las personas para ser coachables. De la misma manera que una persona, una organización debe estar comprometida con el proceso de cambio. Esto implica no solo incomodidad, sino también momentos de dolor, porque la realidad es que a los seres humanos no nos gustan los cambios, y nosotros en nuestro rol de coaches empresariales estamos llamados a generar esa incomodidad saludable que impulsa el cambio. Sin embargo, no es suficiente con el compromiso del proceso de cambio, también es necesario contar con la habilidad de desaprender y aprender nuevos conocimientos.
Desde mi perspectiva, los factores principales del coaching empresarial son los siguientes:
- El coach (equipo de coaches) debe estar calificado, tener experiencia real y ser capaz de establecer una relación de confianza con el cliente.
- La empresa coachee debe estar comprometida y dispuesta a trabajar arduamente y a salir de su zona de confort.
- La relación entre el coach y el coachee es esencial para el éxito. Ambos deben confiar el uno en el otro y trabajar juntos de manera efectiva.
- Los objetivos del coaching (backlog de transformación) deben ser claros y específicos, y ambas partes deben estar dispuestas a trabajar juntas para desarrollar objetivos alcanzables y relevantes.
- El proceso de coaching debe ser adaptativo, y el coach debe utilizar una variedad de técnicas y herramientas, sean ágiles o no, para ayudar al cliente a alcanzar sus objetivos.
- Tanto el coach como el coachee deben comprometerse con el proceso. El coachee debe estar dispuesto a realizar el esfuerzo necesario, y el coach debe estar disponible y brindar apoyo.
La verdadera transformación ágil requiere profesionales altamente cualificados, un compromiso mutuo y una apertura al cambio.
“Sin conocimiento, la habilidad no se puede enfocar. Sin habilidad, la fuerza no puede ser ejercida y sin fuerza, el conocimiento no puede ser aplicado” Alejandro Magno.