IA y el futuro de la humanidad: reflexiones sobre el impacto a largo plazo de la IA

Para quiénes crecimos en los 80s y 90s todo lo que vemos hoy respecto al desarrollo tecnológico y el punto hasta el que hemos llegado (como humanidad) con la IA, nos recordará a Skynet o The Matrix, y entonces ya sabemos para dónde vamos. Son futuros bastante fatalistas, sin embargo no podemos evitar que nos pase por la mente que compartir el mundo por primera vez en la existencia de los humanos sobre la tierra, con otra entidad que puede superarnos en razonamiento y posiblemente nivel de inteligencia, puede ser abrumador.

Paremos un poco antes de entrar en un estado de ansiedad ante esta visión de futuro dominado por la IA y veamos en perspectiva. Han habido en nuestra historia como humanidad momentos de fuerte cambio de paradigma, como la revolución industrial y la llegada de los computadores y el internet, donde la forma como concebimos el hacer las cosas cambió fuertemente y pudimos habernos sentido que pasaríamos de ser los protagonistas de la historia de la humanidad a simples espectadores, a ser reemplazados por las máquinas.

Imaginemos un futuro donde la IA se ha integrado completamente en nuestra vida diaria, desde los sistemas de salud personalizados hasta los asistentes virtuales que anticipan nuestras necesidades, la interacción humano-IA se ha vuelto tan natural como respirar. Pero ¿qué implicaciones tiene esto para la condición humana?

Estos cambios de paradigma, posiblemente dejen de lado a aquellos que no estén dispuestos a aprender, a desarrollar nuevas habilidades o también fortalecer las que ya tienen. Hasta este punto del camino, la IA es una herramienta que nos ayuda a ser más productivos para realizar tareas repetitivas o basadas en procesos prescriptivos y determinísticos, y que está sometida a la validación de quiénes usan esa herramienta. Así es, no nos libraremos de aprender si queremos seguir siendo quiénes manejemos las herramientas.

Esto se traduce en eliminación de empleos en sectores como la manufactura, logística y servicio al cliente, pero al mismo tiempo, surgirán nuevas oportunidades de empleo en áreas relacionadas con el diseño, mantenimiento y supervisión de sistemas de IA, así como en sectores que requieren habilidades humanas únicas como la creatividad, el pensamiento crítico y las relaciones interpersonales.

Por otro lado, la adopción generalizada de la IA también tendrá un impacto en la sociedad y la cultura. En el mediano plazo, es posible que veamos cambios en la forma como nos relacionamos con la tecnología, así como en nuestras normas y valores sociales. Por ejemplo, la creciente presencia de asistentes virtuales y sistemas de IA podría cambiar la manera en que interactuamos con la información y tomamos decisiones en nuestra vida diaria. En el largo plazo, la IA podría transformar nuestra comprensión misma de lo que significa ser humano, desafiando conceptos arraigados de identidad, conciencia y autonomía, al haber cambiado la forma como tomamos decisiones, nos comunicamos y accedemos a la información.

Otro punto importante a reflexionar, tiene que ver con los desafíos éticos y sociales de proporciones monumentales que plantea el uso de la IA, por ejemplo: la creación de sistemas autónomos capaces de tomar decisiones por sí mismos, dónde dependiendo de los resultados de sus acciones llegaremos a preguntas como ¿Quién es responsable cuando un algoritmo toma una decisión incorrecta con consecuencias graves? ¿Cómo aseguramos que la IA actúe de acuerdo con nuestros valores éticos y morales? (algunas de estás preguntas ya se plantearon hace un tiempo cuando hubo accidentes con autos de conducción autónoma de Tesla en USA). 

Además ¿Estamos preparados para abordar la brecha de habilidades que esta revolución tecnológica está generando? ¿Cómo garantizamos que la IA no profundice las desigualdades sociales?

Finalmente, también observamos que se están estableciendo estructuras de gobernanza y supervisión para garantizar que el desarrollo y la implementación de la IA sean transparentes, responsables y orientados al bien común. Esto puede incluir la creación de organismos reguladores especializados en IA y la participación de diversas partes interesadas en el proceso de toma de decisiones.

Estas reglas y regulaciones están diseñadas para garantizar que la IA se desarrolle y utilice de manera responsable y ética, minimizando los riesgos potenciales para la humanidad y maximizando sus beneficios, sin embargo esta se desarrolla a medidas que los avances se van presentando y estabilizando, por lo tanto siempre tendremos una brecha entre el punto en el que estamos y aquello que está regulado.

Cierro con tres de frases que creo que nos brindan herramientas para este camino:

  • Lo único constante es el cambio (Heráclito de Éfeso, 535 a.C. – 475 a.C.)
  • «El cambio es difícil al principio, desordenado en el medio y magnífico al final.» – Robin Sharma, «El monje que vendió su Ferrari»
  • La medida de la inteligencia es la capacidad de cambiar. Albert Einstein.
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