¿Scrum Master o Project Manager? Aunque parecería que se trata de posiciones similares, la transformación ágil significa romper con la mentalidad de proyectos. En esta entrada de blog comentamos ambas mentalidades y confrontamos su valor.

#Agilidad

En breve

Prácticamente todas las organizaciones medianas y grandes emplean a una o varias personas en el puesto de Project Manager o gerente de proyectos. Incluso, alrededor de la gestión de proyectos existe una industria de miles de millones de dólares que ofrece capacitación, certificación y actualización sobre Project Management.

 

Aunque la gestión de proyectos ha llevado a las organizaciones al éxito, gradualmente han surgido tendencias disruptivas en distintas industrias. La agilidad es quizá la mayor de estas disrupciones. La agilidad surgió en la industria del software con la publicación del Manifiesto Ágil en 2001, pero a través de los años distintos marcos de trabajo se han sumado al esfuerzo de potenciar las capacidades de las personas en toda clase de empresas.

 

La agilidad no trata de eliminar los proyectos, sino cambiar la mentalidad de las personas para entregar más valor en menos tiempo. Después de todo, los clientes no buscan proyectos, sino valor. El valor sólo se obtiene por medio de productos.

 

En la gestión tradicional de proyectos se planifica el objetivo y los detalles en distintas fases de desarrollo. Esto significa que los proyectos pueden tomar periodos extensos para mostrar resultados y todavía más tiempo para ser redituables. Además, un tiempo largo de desarrollo significa que el proyecto puede volverse obsoleto antes de su finalización: el mercado puede cambiar o incluso es posible que la competencia llegue antes a los clientes.

 

Los proyectos están sujetos a una triple restricción: alcance, recursos y tiempo. Un cambio en cualquiera de las tres variables puede acarrear costos sumamente altos en el desarrollo del proyecto; particularmente, cuando los cambios ocurren en etapas tardías. 



#NuevasFormasdeTrabajo

Por estas razones en agilidad cambiamos la perspectiva. Más que desarrollar proyectos, la agilidad nos enfoca en los productos. Podemos identificar tendencias en el entorno, pero no podemos anticipar el futuro. Por ello se vuelve cada vez más necesario que las personas y sus organizaciones puedan adaptarse rápidamente. En una organización ágil la mejor forma de garantizar la entrega de valor es precisamente la flexibilidad.

 

Del mismo modo, la mejor forma de comprobar si un producto es valioso o no es validarlo con su mercado objetivo. Con una mentalidad de proyecto esta validación no ocurre sino hasta sus últimas etapas. Para este momento, las organizaciones ya invirtieron una gran cantidad de recursos sin garantía de retorno.

 

Por el contrario, la mentalidad de producto permite hacer lanzamientos continuos del producto en desarrollo, integrar la retroalimentación de clientes potenciales y realizar ajustes sobre la marcha. Con ello se logra reducir la incertidumbre y dar prioridad a los aspectos más valiosos para clientes y usuarios.

 

La mentalidad de proyecto y la mentalidad de producto no son contradictorias, pero si hay una diferencia importante en la visión de las personas a cargo de su desarrollo. Cada organización tiene una cultura diferente, por lo que su flexibilidad puede ser mayor o menor. En Stratos Agein estamos convencidos de que la mentalidad de producto puede ayudar a las organizaciones a optimizar sus esfuerzos y potenciar sus resultados.

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